martes, 4 de agosto de 2015

Día 50. Increíble.

Estos han sido de esos días que odio, en esos que lo extraño tanto y no soporto la soledad que me carcome. Hay momentos en que realmente me siento que ya no puedo más, no en el sentido de que no puedo seguir junto a él y quiero buscarme a otro, sino en el sentido de que me desespero y quiero tenerlo conmigo ya, porque siempre he sido una persona solitaria pero jamás me sentí como hoy, tan vacía, tan sin él. Alguien puede decir "esos vacíos sólo los llena Dios", pero no, Dios vive en mí, y pues por algo nos ha puesto juntos, para necesitarnos.
Desearía que no fuera tan difícil.
Han acontecido tantas cosas feas en mi vida y no lo tengo para llorar con él, pues son cosas que también lo afectan, me atrevo a decir que el simple hecho de que algo me afecte ya lo afecta.

Quien no vive esto no lo comprende, incluso quien lo pueda estar pasando no puede sentir lo que nosotros sentimos, porque de hecho él y yo nos la pasamos de diferente manera, él me extraña de diferente forma de la que yo lo extraño.

Extraño esos días en que me ponía tensa pues ya eran las 05:45 y significaba que estaba por venir para irnos a la Universidad (a una diferente cada uno pero nos quedaba en el mismo camino), que a veces me sorprendiera yendo por mí a la salida o sino encontrarlo para irnos juntos a casa, prepararnos comida, ver tv, darnos millones de besos, dormir, despedirnos pero simplemente contar horas para volver a estar juntos (cosa que hacíamos a diario, contar las horas que faltaban).
Lo necesito conmigo, necesito sentir su humanidad cerca de mí, realmente somos uno solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario