El amor no para de fluir en dos corazones locamente enamorados que se pertenecen y son nada al estar separados.
No ha sido absolutamente nada fácil haber dejado a mi mayor tesoro sola, sin mí, sin todo lo que a diario solíamos hacer. Odio no entenderla cuando la afectan cosas muy arraigadas en ella, sólo quiero que mi amor y el de Dios la llenen y le basten.
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