Pues ya tenía el pelo hasta la cintura, estaba dañado pero largo, tenía dos opciones: dejarlo largo porque lo amaba a pesar de lo dañado que estaba por todos los tintes y cortes impulsivos que le he hecho, o dejarlo ir, cortarlo y hoy sí comenzar a dejarlo crecer pero dándole mucho amor y cuidado para que vuelva a crecer aunque tenga que volver a esperar.
Y pues lo he relacionado con nuestra relación, ya sabemos que está dañada pero no queremos dejarla porque nos amamos. Entonces tenemos dos opciones: dejarla que siga extendiéndose a pesar de que internamente está súper maltratada y seguir actuando como que si nada, o cortar lo que nos daña, no de raíz ya que nos amamos y si hay amor hay que seguir luchando, pero si recortar, darle forma, reparar los daños y dejar que hoy empiece de nuevo a crecer pero de manera bonita, sin mentiras, sin caprichos, con madurez; como debió ser desde el principio.
Amo a Fernando, vuelvo a sentir esa chispa, vuelvo a sentir esa sonrisa instantánea por él. No pienso terminar con esta maravilla por tonterías que -aunque fuertes- no valen la pena de terminar lo nuestro.
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