viernes, 28 de febrero de 2020

Cambios. Dios.

Pienso en lo mucho que he cambiado desde el 2016 hasta hoy. La verdad han sido cambios bruscos, pero a la vez sigo siendo yo, pero cada vez he sido más yo que lo que era, o quizá otra versión de mí pues al final todxs tenemos personalidades múltiples, sólo que no todxs lo presentamos como un trastorno mental.

Sigo siendo vegana, eso es algo que jamás cambiará, ya son 5 años de la mejor decisión que tomé en mi vida. Ya no soy cristiana, no sé si creo en dios, pienso que sí sólo que de una manera diferente.

Solía creer que dios era un Ser Supremo, dueño de todo y todxs, alguien que nos amaba pero a la vez alguien que nos daría un castigo horrible si le desobedecemos, me encantaba la idea de irme a un cielo y vivir con, por y para él, pero pasados los años la idea me dejó de gustar, todo vino por mi atracción por las mujeres ya que cristianamente eso es prohibido, o como el cristianismo lo llama, es pecado. Pasé un proceso duro al enterarme que dios no era lo que me pintaba la iglesia, lo que me decían en el colegio y peor, lo que me dijo mi mami, desarrollé un asco a la iglesia al leer más y enterarme de todas las barbaries que han hecho (y siguen haciendo), me declaré atea.

Para mi confusión, en plenos 26 años, o sea, tan cerca de los 30 entiéndase una edad ya muy adulta, resulta que tengo dudas en todo, incluyendo el tema de dios.

Me parece que dios es todo, es la naturaleza, la pachamama, el cielo, la tierra, las plantas, el aire, el agua, todo. La diosa sigue en mí, pero en un modo distinto.

Jamás podría decirle esto a mi mami, rompería su corazón y no se me planta hacerlo.

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