
Faltan pocas semanas para su cumpleaños número 21 y no podré verlo, no podré darle un regalo y ver su reacción de: "¡No puede ser, qué pena!", no podré llevarlo a desayunar, tampoco comeremos pizza (aunque si estuviera acá, le haría pizza vegana, el año pasado aún era lactovegetariana), y lo peor, no podré besarlo todo el día.
Extraño su piel, esos 72 lunares que fueron el camino a explorar hasta el mayor punto de fascinación entre los dos. Es que lo nuestro va más allá de algo físico, y si tuviera que describirlo como física sería en la sexta dimensión, donde no se ha llegado. Pero si me pidieran describirlo como yo lo siento, sería como dos almas encontradas en un Universo inmenso, que separadas por galaxias de diferencias, se encontraron y tuvieron una reacción no antes descubierta entre sí.
Mañana será otro lunes sin él, otro recordatorio del día en que se marchó, sabiendo que también un lunes de hace tres años partió de esta dimensión mi hermano, el único y verdadero, también conocido como "mi primo".
Fernando, mi Fernando♥.
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