Vivir en el extranjero es divertido, sorprendente, bastante complejo, abrumador, interesante, en fin, es exactamente eso: una mezcla de todo: sentimientos, decisiones, responsabilidades, pasos firmes o pasos flojos es algo completamente nuevo para mí. Con la poca edad vivida y la mucha que me resta por vivir puedo decir que vivir fuera de tu país de la noche a la mañana es un cambio lo suficientemente radical como enloquecer a cualquiera. Aún recuerdo ese lunes 15 de junio, 2015. Hace exactamente 49 días dejé atrás a mi novia, mi prometida, mi otra parte, mi ser viva favorita. Sigo teniendo presente ese sentimiento encontrado de ''¿Qué rayos haré ahora? No voy a estar mañana para Dalia, no la besaré en los próximos MESES, agh en qué lío me metí''. Pensaba muchas cosas en realidad pero, lo que predominaba en mí era tristeza a su máxima potencia. Dalia sabe que la amo yo sé que ella me ama y que confía en mí. La decisión de cuándo volver está ahora en mis manos, pues ella me ha confiado esa delicada e importante decisión a mí. Sé que lo hace para no molestarse ni esperar en vano mi llegada, solamente quiero que Dalia confíe en mí y ya. Y eso es lo que está haciendo, la amo, muero por vivir juntos, anhelo casarme con ella. Sólo Dios y ella saben lo mucho que ella significa para mí. Dejar a mi familia atrás sería algo bastante duro pues, me han criado y me han llevado hasta donde han podido. Son personas importantes para mí. Más lo es la persona con la que anhelo construir una familia, Dalia.
Otro día escribiré con más tiempo, pues ya es tarde. Te amo Dalia, ya quiero darte el cuaderno que me diste antes de venirme para California, espero que te guste, mi vida.
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