domingo, 22 de abril de 2018

Ella.

Sentir la manera en que ella me trata me hace recordar mucho a Fernando. Han pasado dos años desde que terminamos y jamás lo había recordado tanto como lo he hecho durante este mes.
Estoy muy asustada, hoy escuchábamos música y entre las canciones sonó "Mi soledad y yo" de Alejandro Sanz y me sentí muy vulnerable, con mucho temor a que ella también se fuera cuando me sintiera más enamorada, llegar a sentir un amor muy intenso, que se vaya por cualquier extraña razón del país y que ya nunca nada vuelva a ser igual hasta tener que terminar. No puedo detener mis lágrimas sólo de recordar el dolor tan intenso que sentí en junio de 2015 cuando Fernando se fue, luego la depresión intensa y las horribles ganas de morirme cuando volvió a irse en el 2016 provocado por mí.
Lo peor es que sigo cometiendo los mismos errores, ser una persona que busca conseguir lo que quiere a base de berrinches inmaduros, pasarme de pesada con ella, entre otras cosas que ahorita no logro recordar.
Me lo recuerda pues desde él, nadie me había visto con los ojos que lo hace ella. Me dice lo mucho que le gusto montones de veces al día, hace de todo por hacerme sentir cómoda, se sacrifica con tal de que yo esté bien, me trata con amor y respeto, hasta me molesta por mi dificultad de decir la palabra "amor", en fin, muchas cosas.
Desde Fernando, me la pasaba comparando a mis parejas con él. Nadie era suficiente pues él había dejado mis expectativas demasiado altas. Me acostumbró a un amor fuerte, donde yo era todo y el resto del mundo no existía, entonces cuando alguien nuevo venía a mi vida, no podía evitar rechazar su amor mediocre, me fastidiaba sentir que alguien no pudiese amarme como él lo hacía, sentir que eran relaciones vacías, básicas, aburridas. Pero luego viene ella y me trata tan bien y yo ya no comparo, sencillamente no puedo evitar notar las muchas coincidencias.
Recuerdo que una vez le dije a alguien: "quisiera tener a una persona que sea la versión de Fernando en mujer" y aparece Marian. Pero versión mejorada, porque ella no me hace ver todo que hace por mí, lo mucho que sacrifica por hacerme sentir bien y lo tanto que me debe aguantar por amor. Con ella tenemos algo sano. No me siento en la necesidad de encajar en su vida llena de gente prejuiciosa porque estamos igual de locas y se relaciona con personas similares. Su mamá no me odia, al contrario, es muy genial conmigo, y pues, muchas cosas más que no alcanzo a mencionar.

A lo que voy es, me sorprende cómo la vida actúa, como si me hubiese cumplido mi deseo pero modificándolo para bien. Y me asusta. No puedo evitarlo. Tengo miedo a sentir ese tipo de dolor de nuevo, ésta vez quizás hasta más fuerte por la paz que causa ella en mí. Estoy feliz, pero también muy preocupada.

No quiero de nuevo estar sin mí.

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